La vida son los miseros segundos que deciden la cara o cruz de la moneda que está de canto encima de la mesa.

martes, 5 de febrero de 2013

El pilar de urgencia.

Un día aprendí que no siempre vas a tener a alguien ahí, que te ayude y te escuche. Que te de su punto de vista, su apoyo, y te saque del vacío. Es necesario, cierto, pues es un punto de apoyo, un seguro de vida, un pilar para que no decaigas más y más. Pero también es cierto, que no siempre vas a tener alguien. Quizás tengas la mala suerte de que todos pasan de ti, o que nadie está disponible por cualquier motivo. Suficiente, o insuficiente, pero no están.
Entonces ¿Solo queda una opción?¿Solo podemos caer? A groso modo esa es la solución que todos darían, pero no es así. Al igual que hay un camino de bajada, y de oscuridad. También hay un camino de luz y de subida. Y ese es el pilar más importante que necesitamos en nuestra vida, es nuestra propia confianza, nuestro propio orgullo, el poder que tenemos sobre nosotros mismos. Un pilar de urgencias, de soporte indestructible.
Es cierto que tanto el apoyo de una persona es insuperable, y que también es necesario lamentarse, pues llorar es la única forma de sanar las heridas. Pero también es cierto que en nuestro interior está la decisión de pararse a lamentarse, o de correr y afrontar el problema con decisión y constancia. Siendo nosotros mismos los únicos que nos alejemos de las sombras, y es así como se demuestra la fuerza de una persona.
A menudo, recordar el pasado, es como recordar un sueño. Tiene su esencia que te hace creer que nada de eso ha pasado en la realidad, pero en el fondo de tu saber sabes que ha pasado. No obstante, cuanto más tiempo haga, más difusa se hace la realidad y la afirmación de que ocurrió. Pues tanto tú, como tu vida y todo ha cambiado por completo, y estás acostumbrado a ello, por lo que lo pasado te parece inconcebible.