La vida son los miseros segundos que deciden la cara o cruz de la moneda que está de canto encima de la mesa.

miércoles, 23 de abril de 2014

Mentiras de Jarabe

''Dicen, que todo lo bueno se acaba como en un cuento, 
y este cuento de hadas se olvidó por dentro. 
Dicen que todo se cura según va pasando el tiempo, 
pero de mis horas muertas hay minutos de silencio.''


Rayden.

domingo, 20 de abril de 2014

Palabras y sus responsables.

Diferentes palabras, diferencias entre el que dice que tiene puntos de vista, el que lee con los suyos, y el que entiende lo que quiere desde la comodidad de su forma de pensar sin intentar salirse del juego del entendimiento personal para intentar abarcar el entendimiento plural, ambiguo y con diferentes soluciones. Cada persona cree que su verdad es cierta, pero para mi lo único cierto, aparte de que todos creen que su verdad es La Verdad, es que lo realmente cierto se descubre fuera de los punto de vista personales, saliéndose del círculo de egoísmo y orgullo, y aunque no sea desde los círculos de otros, verlos desde fuera, desde cualquier otra forma.
Cada palabra, cada sentimiento, cada pensamiento, cada cosa creada por el hombre, mínimo tiene dos filos, el positivo y el negativo, pero somos nosotros los que podemos darle más y más punto de vista. Pero el único fundamentado es el que tiene aquel que lo transmite. Puede que no sea el cierto ni La Verdad, pero está más cerca que aquellos que reciben y tergiversan.
Somos responsables de lo que decimos, no de lo que creen que decimos.

Pilas sin energía, recuerdos sin importancia.


Es algo de lo que he intentado hablar ya tantísimas y tan diferentes veces. Todas del mismo tema, todas por diferentes motivos, pero siempre hablando de lo mismo, y siempre con toque diferente. Siempre he hablado del cambio en sí, pero esta vez es diferente, esta vez, importa el final. El desenlace de todo. Tantas veces he hablado de cambiar, de cambios, de que cambiemos. Y la verdad es que, como tantas veces he dicho, el cambio se nota después. Cuando te das cuenta que ya nada es igual, y pocas veces resulta parecido.
El cambio llega, ocurre y no te das cuenta, solo lo sientes en ti cuando ves algo de tu pasado, algo que formó parte de ti. Algún objeto, alguna persona, alguna imagen, alguna palabra, algún gesto. ''Algo'' que te hace recordar lo que antes fue, ''algo'' que te provocaba amor, odio, amistad, respeto, miedo, asco, valor, cualquier sentimiento o capacidad, y que ahora es como una pila gastada, que pasas a su lado, lo ves, recuerdas, pero nada más, ya no tiene ningún valor, solamente sirve para ver y mirar a otro lado ya que ni tú tienes interés ni ganas, y sabes de sobra que la pila jamás hará nada.
Sólo queda, tanto a ti como a la pila, pasar de largo y seguir los respectivos caminos, con un cada vez más vago recuerdo del pasado.

Cambios.


Hoy el día va de cambios, y esto me trae recuerdos de una conversación. La típica conversación que surge por reflexiones y se va por las nubes de la filosofía y la metafísica.
Y salió el tema del cambio, el tema de cómo cambiamos, de por qué lo hacemos, y es un tema que me encanta, y sobre este tema, tengo mi propia teoría, y ahora para escribir un rato, pues la voy a exponer:
El Cambio es algo bastante real y latente en nuestra vida, en mayor o en menor proporción acaba manifestándose a lo largo de nuestra existencia. Y para mi el Cambio está muy relacionado con El Aprender, tanto que casi caminan juntos de la mano. Así de forma rápida puedo decir que:
Aprendes cuanto añades información a tu sabiduría, pero no tienes por qué utilizarla.
Cambias cuando la información que has aprendido, la usas para hacer diferente tu postura.
¿Y cuándo se aprende y cuando se cambia? 
Para mi la respuesta es bastante simple.
Uno aprende con la experiencia personal, con la propia vida, con los sucesos que nos ocurren. Cualquier acontecimiento es teoría que aprendes y almacenas en tu mente y corazón, sea cual sea lo aprendes, ya sean cosas buenas o duras y difíciles lecciones. Pero para mi el aprendizaje es pasivo, no tiene nada de cambio, no tiene nada de evitar los errores, ya que a menudo, con la experiencia propia tendemos a tropezarnos con la misma piedra, y varias veces. Por lo que no cambiamos, solamente aprendemos, solamente almacenamos información.
Cambio. El cambio bien por un acontecimiento más fuerte, el cambio, es surge con la comparación, cuando descubrimos que hay otro punto de vista fuera de egoísta circulo que conforma el nuestro. Es decir, cambiamos cuando sabemos sobre experiencia externa y su punto de vista diferente haciéndonos ver que hay otras posturas. Básicamente es el Mito de la Caverna de Platón. Sin otros, no se descubre que las sombras son cosas reales y seguimos en nuestro aprendizaje de saber cuáles son las sombras, sin saber qué hay más allá.
Podemos aprender y seguir equivocándonos por lo que no cambiamos, pero para cambiar, necesitamos aprender, no de nosotros, si no de otros, de su experiencia.
Mi conversador, opinaba distinto, que se podía cambiar con la propia experiencia, y pero para mí, eso son pocos casos que confirman mi regla. Puede que otros lo vean de otra forma, pero esta es la forma en la que la veo yo. Seguiré aprendiendo, y hasta que no me enseñen otro punto de vista fundamentado, no lo cambiaré.

Una reflexión ambigua de los cambios que cambian.


Es curioso como cambia la vida, las personas que nos rodean, y nosotros mismos. Da igual el motivo, da igual el tiempo, da igual todo, llega un momento en nuestra vida en el que te das cuenta que todo es completamente diferente de cómo era. Diferente a mejor. Diferente a peor, o simplemente diferente con ningún efecto.
Lo he escrito tantas veces, lo he intentado decir, tantísimas veces ese cambio, el cambio, un misero segundo, o varios días, meses e incluso años, he dicho tantas cosas y todas tan iguales por fuera seguramente, pero realmente tan diferentes por dentro, en mi, diferentes ya que el punto de vista lo cambia todo, y unas mismas palabras pueden tener significados diferentes para quien las dice y para quien las lee.
Y antes de que nos demos cuenta, tarde o temprano hemos cambiado. Y ya nada es lo mismo. Hemos salido del campo, amplio o reducido, que suponía nuestro punto de vista, para ver la vida, los sucesos, o simplemente lo que pensamos y/o decimos de una manera totalmente nueva.

miércoles, 9 de abril de 2014

Puerta, ventana, o respiradero.


Las diferencias más importantes y catastróficas son aquellas en las que el cambio es tan simple y fino como el filo de una espada, el canto de una moneda, el paso de un misero segundo. Tan simple como mortífero que acaba resultando terrorífico. Un camino u otro, una decisión u otra, un sentimiento o el contrario. Tan simple como un sí o un no. Y aunque no nos demos cuenta, somos los únicos culpables y responsables de esos cambios. Porque queramos verla o no, siempre hay una ventana si la puerta está abierta, e incluso, si apuras y si de verdad quieres otra opción, un respiradero.
El problema de todo esto está en nosotros mismos, inconsciente o conscientemente, ya que somos nosotros los nos lanzamos a tomar decisiones en caliente sin pensar en las consecuencias con el orgullo en un puño y la rabia en el otro, o tenemos la frialdad de dejarlo estar, latente, y pensar, y entonces actuar de esa forma que creemos que haremos lo correcto.
Pero como he dicho a veces hay un respiradero, es aquella opción en la que elegimos lo que nuestro corazón nos pide que hagamos. Traerá consecuencias buenas o malas, para unos será virtud para otros maldición. Pero lo bueno de optar por esta opción del respiradero, es que si salimos por la puerta o por la ventana, nos arrepentiremos de haber intentado salir por el respiradero.

Reflexión del día.


Hay veces que tengo un sentimiento realmente extraño, como casi con todo, intento tomarlo con lógica, analizar, y elaborar una de mis tantas teorías. Pero con este sentimiento es diferente, porque no hay una forma de explicarlo con palabras. Rizando el rizo viene a ser como una intuición de mi reacción ante la situación donde se manifiesta el sentimiento.
Una realidad en la vida de hoy es el engaño, las puñaladas traperas, por la espalda, el que te critiquen, el que te la jueguen todo eso, por suerte o por desgracia está presente en nuestras vidas, con engaños de amigos. Y ante esta traición, la mayoría de la gente, y con razón, ve como única solución la ira y el odio. Echar la cruz. Juzgar. Sentimiento mayormente fundamentados ya que estando en caliente es lo que todos sentimos. Pero intentando pensarlo con frialdad, si hemos sufrido un engaño, quien nos dice que esa información que nos ha llegado no está tergiversada, mucho o poco, pero pueden haberla cambiado hasta llegar a ti, y sin embargo creemos ciegamente sin saber la verdad, y prejuzgamos. Por otro lado, que también los hay, están los casos en los que lo vemos con nuestros propios ojos, no vemos como se acerca el cuchillo, pero si vemos quién, cómo y por dónde nos clavan el cuchillo, y ahí es donde más se fundamente esos sentimientos de ira y represalia.
Pero habiendo analizado esta situación es cuando yo me cuestiono si realmente tenemos derecho a tomar esa actitud. Porque que levante la mano el que más o menos, indirecta o directamente, no ha mentido. Entonces pienso en un principio que muy poca gente tiene, yo tiendo a denominarlo como se dice en la jerga policial:
''Reincidir es delito''
Todos hemos cometido errores, patinazos, más grabes o menos (ojo teniendo en cuenta un mínimo de moralidad, no comparar un asesinato con una mentirijilla de hacer piarda o algo similar). Y tras mucho reflexionarlo y darle la vuelta, llego a la conclusión de que todo el mundo merece una segunda oportunidad, que puede hacerlo que quiera, redimirse o reincidir. Pero de entrada todos deberíamos merecer una segunda oportunidad, sea cual sea el error. Pero supongo que es una idea estúpida ya que ni la gente está dispuesta a perdonar y escuchar la realidad, ni mucho menos a quitarse el gusto de juzgar.

El miedo hiere más que las espadas.

''El miedo hiere más que las espadas'' Syrio Forel. Canción de Hielo y Fuego.
Ciertamente, hay muchísimas cosas que duelen en esta vida, porque si hay cosas que dan placer y alegría, tiene que haber cosas que den dolor, odio y tristeza. Y ciertamente, a mi parecer puedes puede haber diferencia de opiniones, lo que más dolor provoca es el miedo. El miedo es el camino que te lleva a otras complicaciones. Envidia, celos, odio, soberbia, orgullo, ansia, tristeza, todo bifurcaciones que acaban reuniéndose en el dolor. Todos posibles caminos a los que lleva el miedo.
Y es curiosos que sea así, porque tan solo es algo en nuestra cabeza. Es como una puerta. Que se cierra, os paraliza, nos dificulta el pensar. Y al final nos hace escoger mal, actuar erróneamente y tan solo queda seguir adelante porque ya es irreparable, tras el miedo, nos subimos en el orgullo antes de arreglar nuestros errores y de ahí al dolor, solamente hay una caída de distancia.