Muy fan

"Yo ya no tengo edad para discutir por gilipolleces, así que bájate del columpio ya o te echo arena en los ojos"

La soledad, no es conocimiento nuevo.

Muchísimas veces he oído "hay que pasar tiempo solo" o " tiempo para mi" con la supuesta intención de "redescubrirse" o "conocerse mejor" por así decirlo. Pero realmente, si uno quiere conocerse mejor, de qué sirve estar sólo, la soledad no nos muestra quiénes somos. La soledad, es la nada, es precisamente el sentimiento más vacío, por lo que no nos aporta nada. "Ayuda a pensar" cierto. Pero pensar sigue siendo un acto pasivo, no hay actos, no hay acontecimientos. Solo le damos vueltas a la cabeza, a los temas, y a los pensamientos, pero realmente no llegamos a tomar decisiones, porque a menudo, las decisiones se toman en caliente, o cuando hemos decido algo, es bastante difícil llevarlo a cabo.
A mi no suele aportarme nada el estar solo, quizás sea falta de madurez, o falta de problemas, o lo que sea, pero estar solo no me hace conocerme mejor, solo me hace conocerme en la soledad, y eso ya me lo sé bastante bien. La mejor forma de conocerse a uno mismo, no es volviendo a situaciones similares, es en situaciones nuevas, situaciones que nunca hemos vivido, y en las que nuestra reacción determina nuestro carácter, y por lo tanto nos conocemos mejor.
La soledad no nos hace redescubrirnos y conocernos, eso lo hacen los actos de la vida real, y no los de nuestra cabeza.

El director de orquesta, de tantas letras expuestas.

A veces me pregunto si estas palabras que he escrito, o las palabras que escribiré, llegarán a algún sitio. Si harán reflexionar a las pocas personas y sin identidad para mi, que las leen, si pensarán en estas letras cuando las leen, tanto como yo pienso al escribrirlas.
Y esa es la verdadera magia de las letras, ya sean cantadas, escritas o susurradas. Cuando el emisor las manifiesta está mostrando una pequeña parte de lo que realmente está pensando y del verdadero significado de las palabras,y cual embudo se resumen en esas seleccionadas. Y tras un punto de inflexión se produce otro embudo en el pensamiento del receptor que trata de seleccionar la mejor interpretación de todas las opciones que tiene.
La magia de las letras, donde podemos expresar lo que queramos, donde somos los dueños de la batuta.