La vida son los miseros segundos que deciden la cara o cruz de la moneda que está de canto encima de la mesa.

lunes, 10 de marzo de 2014

Hoy. Reventar. Explotar.

La sensación del hoy, similar a la del ayer, a la del pasado. Ha llegado un momento en el que me he sentido exactamente igual que hace unos años. Que un palo tras otro empieza a destrozarte por dentro, no obstante intentas seguir luchando, intentas sacar la sonrisa que siempre sacas y seguir adelante, tragando orgullo y dejando todo pasar por lo que dicta tu corazón. En el fondo de tu interior sabes que nadie jamás haría o hará eso mismo por ti, pero aún así, te sientes orgulloso es lo que quieres, es lo que te sientes, y a fin de cuentas, es lo que te hace feliz. Uno detrás de otro, pero tú continuas con tu entereza e intentas no derrumbarte hacer como si nada. Intentas promulgar la lógica y la idea del sentimiento porque a fin de cuentas es la idea por la que tú mismo te guías, y quieres que, aunque no igual que tú, la gente te trate y actúe como tu actúas con ellos. No dejándose llevar, no pensando en caliente, y anteponer siempre lo que se siente a todo, sin olvidar las promesas que se han hecho. Pero después de tanto, llegas a un punto muerto en el que empiezas a cuestionarte, si, verdaderamente, tu forma de vivir y de actuar justa y lógicamente es la correcta en un mundo de injusticia, ego y putadones.

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