La vida son los miseros segundos que deciden la cara o cruz de la moneda que está de canto encima de la mesa.

lunes, 23 de febrero de 2015

No hay cura.

Hoy es todo tan diferente y a la vez igual. Diferente a como había sido en estos días, igual que anteriormente. No sé por qué es todo así. Constantemente me lanzo, me dejo llevar, simplemente trato de seguir para delante y no detenerme. Ser positivo y optimista, ser luchador e incesante. Pero constantemente el yelmo pesa y queda desprotegida el centro de mi estrategia, la espada se resbala mientras el músculo del ataque se cansa de no dar ni una, y por si fuera poco el escudo es demasiado frágil dejándome por completo al descubierto.
Perdido. Sin ataque. Sin defensa.
No tengo ganas de escribir, no tengo ganas de hacer nada. No tengo sueros que curen estas heridas ni morfina que sacie este dolor. La hemorragia es interna, está ahí pero no hay manera de curar adecuadamente, pues todo provocaría grandes heridas de numerosos puntos de sutura.
 La solución seria meterse en la cama, pues mañana será otro día, pero no creo que eso sea solución pues el techo se me vendría encima.
No encuentro nada que me alivie, nadie que me escuche. Ni siquiera encuentro las letras. Hoy simplemente es un día que se llevará una cruz en el calendario. Hoy no hay cura.

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