Esa situación en la que algo más que la tostada, se resquebraja dentro de uno mismo, en el pecho. Tantos recuerdos, emociones, sentimientos, momentos únicos y preciosos, frases dulces susurradas, promesas de eternidad, dulces besos, todo empieza a girar en un remolino de ilusión. Palidez.
Imágenes dulcemente etéreas que se van desvaneciendo tras haber pasado por tu mente como diapositivas, barridas por la fuerza de la tristeza, y soltadas en forma de lágrimas. Recuerdos que tarde o temprano volverán a ti, mezclados con amargura, rabia y dolor.
Pero cuando el dolor es insoportable, y las lágrimas crean mares. Se escapa una risa tonta entre lágrimas, la mejor de las sensaciones, aliviar tu dolor con las lágrimas y seguir adelante con una sonrisa. Y más aún cuándo es alguien importante para ti quién te hace sonreír.
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