La vida son los miseros segundos que deciden la cara o cruz de la moneda que está de canto encima de la mesa.

domingo, 15 de septiembre de 2013

La curiosidad, a menudo nos engaña.


Hay respuestas y metas, que por mucho que queramos en realidad, es una meta errónea, y hasta que no hacemos la pregunta, hasta que no la alcanzamos, hasta que ya no depende de nosotros y pendemos de un hilo sujetado por no muy fiables personas, nos damos cuenta de que no queremos saberla, de que no queríamos alcanzar esa meta, de que únicamente teníamos una curiosidad que para nada va a cambiar nuestra vida. Pese a que creíamos que esa meta, llevaba consigo el premio que tanto anhelábamos  nos damos cuenta de que no es así, nos damos cuenta que ciertamente no va a servir de nada, es más, probablemente estés poniendo en juego aquello que quieres. Y a menudo esas metas, no sólo depende otras personas, si no que esas otras personas podrían actuar también, y entonces te das cuenta que no sirve de nada.

Pues a menudo deseamos y queremos aquello que no sólo no 
deberíamos tener si no que es imposible de conseguir. 
Y entonces nos damos cuenta que no queremos conseguirlo.







No hay comentarios:

Publicar un comentario