A menudo, nuestros actos del pasado son corroborados por nuestros actos del presente, pero sin darnos cuenta tenemos tan presente el pasado que siempre juzgamos a los demás, e incluso a nosotros mismos, por los actos pasados, por los actos que una vez realizaron o realizamos que mantenemos vivos en nuestras cabeza.. Siempre, por mucho o poco, siempre dejamos ver nuestros sentimientos, agrados y desagrados, y con las heridas de las guerras pasadas, no iba a ser menos, pues los antecedentes siempre estarán ahí digamos lo que digamos, hagamos lo que hagamos. Por mucho que queramos evitarlo, a la hora de las decisiones, las heridas del pasado se hacen notar.
Siempre recordamos del pasado lo que nos conviene.
Pero nunca tenemos los cojones de
mirar atrás y tener en cuenta todo.
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