Ganar conlleva arriesgar.

Quien no arriesga no gana. Quien no lucha siempre pierde. El '' No '' siempre está ahí, dominándote. Y si te quedas sentado sin hacer nada, no cambiará, no tendrás ni un 1% de posibilidades de ganar. Hay que hacer frente a las cosas, buenas o malas, hay que luchar por lo que uno cree, siente, y ve que es lo correcto tanto para él como para todos, ya sea en contra o a favor de la mayoría. La sociedad, además de pudrir la vida de las personas, las consume y las arrastra a la oscuridad, creando miedo, creando incertidumbre, descontento. Nos tiran migas de pan, mientras los panaderos de divierten como nos peleamos por ella, e incluso, como desistimos en el intento. Pero incluso un billón de hormigas pueden causar estragos, dolor, y sobre todo, puede conseguir lo que quiere, lo que queremos de verdad. Si tú luchas, si yo lucho, y todos luchamos por lo que queremos, el miedo tarde o temprano desaparecerá, el miedo, ya sea por temor a que se cumpla, por temor a las consecuencias, y el más común, temor a luchar y que no sirva de nada, ese miedo desaparecerá, dando paso a la lucha, continua, incesante. No hay nada más invencible que un corazón noble luchando por lo que siente. Es lo que todos deberían aprender. Dejar de vivir a 200 por hora, pasando de todo lo que ocurre en la vida. Parar y empezar a caminar con paso decidido, observando, aprendiendo, y haciendo frente a todo lo que ocurre. Porque solo si observas, te das cuenta de las cosas buenas y malas. Y si tienes el valor para frenar, también lo tienes para luchar. Y en la lucha ya es constancia. No importa la fuerza, la calidad o la cualidad, la constancia a pesar de todo, al final gana. Y si se pierde, tenemos la opción de quedarnos de rodillas, o levantarnos y hacer frente a las adversidades, a la verdad, a la realidad que se nos presenta. Se gana o se pierde, pero si no se arriesgan las fichas, seguro que nunca ganarás.

Están ante la mosca, que rompió el cristal a cabezazos.