La vida son los miseros segundos que deciden la cara o cruz de la moneda que está de canto encima de la mesa.

martes, 20 de abril de 2010

Escribo en mi mano, siento el punzar del bolígrafo en mi piel y el deslizar solando la tinta. De igual manera siento en mi corazón infinidad puñaladas que crean incurables cicatrices. Poco a poco todo se borra, la tinta se pierde, el sufrimiento y el punzamiento... pero todo el dolor sigue ahí... dentro de ti, escondiese en momentos de felicidad, y saliendo a la luz en los momentos que verdaderamente te hacen conocer quien eres y como son todas las personas que te rodean.

Prosigues tu historia, e intentas olvidar los capítulos pasados, queriendo empezar una nueva aventura, pero el cuento sigue con los mismos personajes el mismo nudo, los mismos sentimientos.... el mismo.. dolor... Quieres olvidar lo ocurrido, dejar de pensar y sentir... y comenzar a vivir. Pero aun así, eres un tren que sigue si camino, con los infinitos vagones de sentimientos que siempre van detrás tuya en tu trayectoria. Te detienes, y tras explicar tus sentimientos, se forma la chispa producida por el frenazo provocando grandes llamas a tu alrededor. Te Expresas y explicas... con algo de fluidez, y tras esto, las comparaciones regresan, los reproches afloran... y tras intentar mostrar la sensatez, te callas, y quedas como el idiota desconfiado que no sabe nada de los demás.. cuando tu mismo sabes... que lo has pasado peor, casi mortal... pero todo queda igual... es mas.. peor.. porque la desconfianza aumento... y tu sigues reprimido tras haberlo soltado todo...

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