La vida son los miseros segundos que deciden la cara o cruz de la moneda que está de canto encima de la mesa.

lunes, 10 de junio de 2013

Finos hilos.

Lo que siento, no hay palabras ni lenguaje para definirlo, no hay palabras para explicarlo cuando escribo hablo y redacto. Ni verso ni prosa, ni tochaco o 140 caracteres. No sé si me di de cruces. No sé si me crucé con un gato negro, rompí espejos o se me cayó la sal. La verdad no tengo ni idea. Pero la cosa es que al parecer el karma se ha enzarzado conmigo, son únicamente cuatro soluciones: Obtuve mucho, y ahora me cobra, hice mal y ahora se venga. Haré mal y se venga por adelantado, obtendré demasiado y me cobra la renta.
Es duro, levantarse cada día con la misma puta rutina. Con las mismas pocas ganas de hacer nada, pero aún así tengo que separar contextos. Tengo que concienciarme de que estamos en época trascendental y tengo que dar la talla. Pero los acontecimientos, el destino, parecen estar en mi contra. Ya van casi tres y nada cambia. Solamente me ponen dificultades, quizás para aislarme, pero la cosa es que no paro de darle vueltas.
No sé cómo terminará cada día, ni la semana ni el mes, pero me siento como si estuviera un fino hilo que además de levantarme la piel, me sostiene ante la caída.


Así es como aprendes, a base de hostias
cuando estamos solos y no hay nadie si no te acercas.

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