La chispa de este sentimiento ha sido una conversación, que poco a poco se fue tornando a hablar de una de mis prácticas de las que siento muy orgulloso. Que para unos no es nada, es nada más que hacerlo y punto, pero para mi es bastante más, fue bastante más.
¿El qué?
Sin duda, los graffitis. El dibujar, en pintar, el trazar y unir trazos, que para unos no tiene sentido, ni lógica, ni letras, y para mi lo tiene todo, como hijos míos. Aquellos tiempos, aquellas tardes con Rap en mis odios, sin preocupaciones en la cabeza y sin sentimientos en el corazón, todo se quedaba fuera cuando habría el estuche, cuando destapaba el bote, cuando me ponía a trazar. Solamente yo, y el lienzo. Es absurdo buscarle sentimientos y sentido a esto, para unos es sólo Arte que transmite algo y ya está. Para mí, era mucho más. Era la forma de evadirme. Ante la luz de una tenue farola, ante la luz en la oscuridad de un flexo, improvisado o con boceto. Solamente mis dedos y nada más, todo se quedaba fuera, para unos está el pasear por la noche despejarse, para mi era trazar trazar y trazar.
Hoy al ver uno de mis antiguos graffitis a papel, me entró toda la nostalgia y simplemente quería compartirlo conmigo mismo. Grandes acciones en grandes momentos.
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