Ahora es solamente un apunte más en el eje cronológico de mi vida, uno de tantos que van ya. Y en un principio mi reacción iba a ser la de cabrearme, llevármelo a lo profundo y ahogarlo ahí entre silencio y rabia desfogada en unas mancuernas.
Pero esta vez es diferente. Por azares del destino he retomado este pequeño riconcito mío, y esto me hace tener una visión global. La visión de un eje cronológico dónde se ve que todo ocurre sistemáticamente de forma similar.
Lo cuál me lleva a pensar que el fallo no está en los demás. El fallo está en mi. Porque siempre el mismo resultado y las mismas situaciones con diferentes sucesos, temas y personas da una conclusión: el fallo es la constante y en este caso la constante soy yo.
Como la polilla que se ve obligatoria y ciegamente atraída hacia a luz, yo atraigo esto.
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