Con el paso del tiempo, volví a escribir en un nuevo capítulo, y esta vez me dije a mi mismo, que lo daría todo, que me sacrificaría por lo que tenía, y así lo hice... y ahora me doy cuenta, que fui un completo idiota. Que a cada paso que daba, siempre había alguien queriendo apuñarlame... para ser exactos, casi siempre los mismos, directa, o indirectamente. Y yo sin saberlo, me bordaba mi propio destino. Admito que los acontecimientos eran duros de aceptar, pero, por desgracia, había dos factores que lo complicaban todo. La rabia y las lenguas rápidas determinaron todo. Y así, todo lo vivido, todo lo dado, todo lo otorgado, entregado y sacrificado resultó nefasto. Y me doy cuenta de varias cosas, primera... de lo jilipollas que soy, sí, jilipollas, por no haber reaccionado antes... pero no es un arrepentimiento, fui jilipollas por no haber cortado todo por lo sano antes, el único arrepentimiento posible, es no haber abierto los ojos a tiempo, y haberme librado de vivir toda la mierda, todo el mal trago, y todo, y no haberme tenido que dar cuenta de que lo que dí ¡NUNCA SIRVIÓ PARA NADA! En segundo lugar, me doy cuenta de las autenticas personas en las que puedo confiar, en las que de verdad puedo tener confianza ciega. Porque encima de haber quedado como un cabrón sin motivo, sin razón.. muchos tienen la poca vergüenza, y la poca inquietud, de mirarme con asco, y encima, otros ni de tan siquiera mirarme. Y por último, me he dado cuenta de lo verdaderamente bueno, de lo que he ganado, de la verdaera filosofía de mi vida. La filosofía de la vida, es en ser uno mismo, y en encontrar a quién te acepté tal y como eres, confiando ciegamente en ti.
Y ahora, me doy cuenta que la vida es como un disparo, puedes disparar con toda tu artillería, pero aveces el blanco no es el correcto. Tienes que saber dónde disparar, y contar con las consecuencias. Porque unas veces se gana, otras se pierde, esta vez, me tocó ganar.
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