Si volviera a vivir todos los momentos de mi vida, los viviría despacio, analizando. Una cosa es el Carpe Díem, y vivir el momento, y otra cosa es vivir a lo loco, sin pensar, sin disfrutar. Cuando corres, no piensas, no observas, no te das cuenta de las cosas que pasan a tu alrededor. Cuando lees rápido no te das cuenta de los detalles, no te das cuenta de las palabras, de sus significados. Cuando escribes rápido, no te das cuenta de lo que escribes, no sabes de dónde sale todo lo que redactas. Cuando vives rápido, no te das cuenta de lo que es tu vida, de las cosas que importan, de lo que nos hace estar vivos, lo bueno, lo malo, no nos deja vivir.
El miedo nos hace correr, desear que todo pase más rápido, teletransportarnos a un futuro o a un pasado.
Y cuando corremos demasiado, al final nos chocamos por no ver las señales, por no ver los avisos, por no ser capaces de reaccionar. Carpe Díem no significa vivir rápido todo, significa vivir lo que vives disfrutándolo al máximo.
Constantemente intento que esta sea mi filosofía, por eso cada vez me cuesta más entender a aquellos que tienen miedo a mostrar las cosas, sus sentimientos, sus secretos, sus ilusiones, sus pensamientos y sus opiniones. Ser precavido es bueno, pero ser demasiado reservado, te hace parecer aislado.
No hay que tener miedo ni a vivir ni a la vida
solo hay que disfrutar y hacer frente a cada momento
que en ella se aviva.
No hay comentarios:
Publicar un comentario