No sé si alguna vez, a ti, el o la que está leyendo esto, te ha pasado alguna vez. Pero cuando te recuerdas algo de tu pasado, tu forma de ser, tus notas, tu forma de vivir, tu forma de pensar, lo que ocurría, en definitiva, cualquier cosa que recuerdes en un determinado momento, al recordarla, es como si en tu cabeza, aparecieran una especie de imágenes salteadas y sin orden ni plenitud, pero a la vez lo recuerdas también con palabras, es una mezcla rara, que supongo que alguna vez has pensado cómo es. El otro día, pensé cómo era mi vida hace poco más de 2 años, allá por Tercerdo de la E.S.O. tiempos completamente diferentes, que seguro que alguno habrá recordado en algún momento de su vida, y entonces al recordarlo en mi cabeza, pensé que los recuerdos, son como los sueños, son como vivir un sueño pero en tu cabeza. Supongo que lo habréis sentido, o no, la verdad no lo sé, pero llegué a la conclusión de que es casi lo mismo, solamente que un sueño, no tiene las limitaciones del pasado, y sobre todo, que un sueño puede llegar a cumplirse si luchas, mientras que el pasado, ha sido, y por lo tanto, es así. Pero el pasado tiene esa peculiaridad de enseñarte, de que si lo haces bien y termina bien, sabes lo que tienes que hacer, y si te sale mal la jugada, ya sabes lo que no tienes que hacer. Con uno sueñas, y con otro aprendes. Son sueños y recuerdos, innecesarios pero imprescindibles. No sé si lo habrás pensado, y si alguien habrá llegado a esa conclusión, pero yo creo que sí.
Pero, a fin de cuentas, mejor soñar que recordar, ya que los sueños te permiten volar a un mundo únicamente tuyo.
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