La vida son los miseros segundos que deciden la cara o cruz de la moneda que está de canto encima de la mesa.

miércoles, 9 de noviembre de 2011

El deseo y la tentación.

Así son los deseos, son lo mejor y lo más fantástico para uno, pero son un techo sin paredes, una casa empezada por el tejado, casi imposible de alcanzar. Lo intentas una y otra vez, como todo el mundo, pero en esta vida, simplente te caes cuando crees que estás más cerca de la cima.

Para los filósofos, con caerse una vez, sería suficiente, ya que el deseo esta por debajo del saber. Pero otros, entre los que ahora mismo me incluyo, no paramos de intentarlo.

A veces ni la represión controla los deseos, pero se intenta. Se intenta controlar persuadiéndolo, escogiendo un camino socialmente aceptable que evite que el deseo se descontrole, evitar, al fin y al cabo la locura y la perdición. Salir de esa burbuja carga de sueños, ilusiones, y en máxima estancia deseos, sin fuerza que los retengan, sin razón que los controle. Solo quieres satisfacer tu deseo, tu sentimiento, y puede que hasta una y otra vez. Porque así es el vicio, la adicción, la desesperanza.
¿Psicosis? Puede
¿Controlable? Lo dudo. Lo intento. Pero lo dudo. Creo que no tiene solución alguna, la verdad. Y si la tiene, hace ya tiempo que me quede atrás. Ya caí. Quizás sea bueno, o quizás sea malo. Pero yo creo que es bueno y malo a la vez, ya que intentar satisfacer un deseo una, otra, otra y otra vez es de masoquistas sentimentales, ya que no siempre lo vas a conseguir, pero sabes que como lo consigas, nada podrá igualarlo, y es bueno al a vez, porque por mucho que perezcas en el intento quieres conseguirlo, vas a conseguirlo es tu meta, y tus ganas están ello. Tu corazón lo desea casi tanto como tu.
Ya... No hay control ni nada.
Simplemente desesperarte por satisfacer tu deseo que puede ser imposible, fácil, ilógico, razonable, anormal, absurdo, etc. Pero tu quieres hacerlo, porque es tu tentación. ¿Y quién te dice o te impide a ti hacerlo? nadie solamente el destino.
Y al igual que mucha gente yo tengo mis ilusiones, mis deseos y .. mis tentaciones. Y seguiré intentando alcanzar una y otra vez ese techo. Aunque quiera controlarlo, y haga todo lo posible, cuando pierdo el control de mi mente y mis actos, mi corazón se adueña de todo. En muchas ocasiones, quiero controlar el deseo, pero es como empujar una pared, cada vez más y más grande. Imposible hacerlo solo. Y al final te acabas riendiendo.
La pregunta ahora es ¿Seguir luchando por controlarlo?¿ o dejar que te controle?

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