Me gusta pensar que no hay final, ni alegre ni feliz, simplemente que no lo hay, porque no puede ocurrir. La característica de celestial y eterna nos precede, y lo celestial, eterno y sensible, como sabiamente dijo Platón, no es perecedero, sola y exclusivamente, puede ser. Y así es, así ocurre, así eres para mi. Te presentaste como conocida, tras ser amiga, mi mayor confianza y acabaste siendo todo para mi. Lo que nadie siquiera podía soñar ser para mi, lo que ni yo mismo podría haber imaginado, lo eres tú, y estás aquí, en mi corazón. Tuyo es.
Pase lo que pase, ocurra lo que ocurra, tu sitio está en mi corazón y si no quieres ocuparlo da igual, pues será tuyo para toda la eternidad.
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