El dolor y las derrotas son una gran oportunidad para
replantearnos como estamos viviendo la vida. Te confieso que
acostumbro caminar cerca de los bosques, lejos de la gente, cuando
las tormentas de la vida hacen que se me pongan las cosas difíciles. El
dolor y las derrotas son una gran oportunidad para replantearnos como
estamos viviendo la vida. Te confieso que acostumbro caminar cerca de
los bosques, lejos de la gente, cuando las tormentas de la vida hacen
que se me pongan las cosas difíciles.
De ahí mi gusto por las tormentas, los relámpagos, las lluvias. Todo lo que el clima difícil conlleva. Porque me hace ver que no soy el único que tiene que afrontar dificultades. No soy el único que quiere decir se acabó y ver el sol salir de una vez. No obstante, de problemas y de errores se aprende. Y de igual forma que tras la tormenta y la tempestad, viene el sol y la tranquilidad. Tras los problemas y las dificultades, vienen los buenos momentos de la vida. Además de que uno aprende a usar paraguas. Y sabiendo que de ese aprendizaje voy a superarme y ser más aquello que quiero ser.
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