Hoy es demasiado tarde para que salgan las palabras. No obstante, lo que si salen son los sentimientos, pues nunca dejo, y nunca dejaré de sentir, ya que mi corazón tiene dueña única y para toda la eternidad, y por supuesto. Eres tú.
En la noche oscura y tenue, las sabanas me recuerdan al calor de tus brazos y de tu persona, y pese a que no es comparable, no paro de anhelar que pronto seas tú la que me da calor.
La cuenta se reduce. La espera es más compleja. Pero mis sentimientos, si que son más grandes.
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