La vida son los miseros segundos que deciden la cara o cruz de la moneda que está de canto encima de la mesa.

viernes, 14 de diciembre de 2012

Gran asesinato.

De niños o adultos, adolescentes o jóvenes inmaduros. Da igual qué edad, o qué tiempo. Desde que el humano tiene noción de pensamiento, de inteligencia, del tiempo, del bien y del mal, creo que todos alguna vez hemos pensado en lo que sería un mundo perfecto para nosotros, un mundo en el que todos sientan la felicidad y no el dolor de los implacables látigos de la sociedad que se ciernen sobre todos, en mayor o menor proporción, pero para todos descomunal. Y todos hemos querido saber cuál el significado de esta actitud general, cuál es la razón de este declive continuo. Por mucho que nos avisen, por mucho que nos adviertan incluso con experiencia en los consejos, hacemos caso omiso y pasamos, ya que lo que está en nuestro punto de mira es lo que nos importa, sin darnos cuenta que la mirilla solo apunta a la cabeza y no permite ver que también nos apuntan a nosotros. 
No encuentro palabras para definirlo. Pese a que siempre me ha gustado caracterizarme como una persona que siempre expresa lo que siente y piensa. Hay veces que las palabras son extremadamente grandes y duras y no pueden salir por la garganta por mucho que dilates. Creemos que nada es cierto, que cuando algo escapa a nuestras espectativas lo vemos como un infierno, como una presencia diabólica, y nos autoenterramos, o de forma general, enterramos los causantes. Y con el miedo huimos, y escapamos de situaciones que nos obligan a poner todas las cartas sobre la mesa. ''Pasamos de esta mano, debido las putas cartas''. Excusas para nuestra culpabilidad. Pero en gran parte seguimos con remordimientos dentro de nosotros, y si no los tenemos que nos hemos separado de la raza humana. 
Y hasta que no llega nuestra hora no nos damos cuenta de la verdad, de que lo que nos avisaron se ha cumplido. De los grandes errores que hemos cometido, pero entonces ya tenemos las manos manchadas de sangre, y para colmo el corazón parado.

Porque lo hoy es un motivo de paz, mañana será un motivo de guerra.
No obstante, creo que puede existir alguna salvación. Solo si despertamos.





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