La vida son los miseros segundos que deciden la cara o cruz de la moneda que está de canto encima de la mesa.

lunes, 15 de octubre de 2012

A contracorriente.

¿Qué podemos hacer antes las adversidades?¿Qué hacer en momentos de dolor y de tristeza?¿Qué hacer cuándo no sabes qué cojones hacer?
Durante la mayor parte de mi vida, y cuanto más mayor en más notable proporción, he intentando convencer a compañeros y a mi mismo. Que en todo ying hay un yang, y en todo yang hay un ying. Que la vida es un juego entre lo bueno y lo malo, y la forma en que esto te condiciona es cosa tuya, es cosa personal, pues somos lo que queremos y lo que decidimos ser, y las cosas que nos suceden, solamente nosotros tenemos la batuta de decir como va a afectarnos. Intento constantemente que esta sea mi filosofía de vida, que esta sea mi forma de vivir. Pero lo jodido, es que tengo razón, y soy el primer caso que lo demuestra. Que la vida condiciona nuestra forma de ser, de actuar. Nos condiciona la vida. Sé, al igual que todos sabemos, cómo nos va a afectar a lo mínimo, pero no podemos siquiera imaginar cómo nos va a afectar a lo máximo. Ser lo que siento, ser lo que quiero ser, lleva su tiempo, y conlleva sacrificio, conlleva errores, conlleva equivocarse constantemente buscando la forma correcta, y volviéndose insensible a lo que diga la gente.
Pero hay veces que cuesta, hay veces que cuesta no dejarse llevar por la rabia, por las ganas de sangre. Hay veces que cuesta tragar saliva y con ello las palabras, mientras los músculos se tensan, y el corazón pide acción.Yo mismo lo sé, yo mismo he intentado resistirlo, y aún lo resisto. Y pese a que muchas veces lo he conseguido. Son las mismas veces las que he deseado erradicar ese paso, no callarme y explotar, gritar, derramar la sangre, destrozarme los nudillos en el acto.
No obstante, a diferencia de los demás, lo he hecho, y siempre actuando de la forma más correcta posible. Cosa que mucha gente ni tan siquiera hace la labor de intentarlo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario