La vida son los miseros segundos que deciden la cara o cruz de la moneda que está de canto encima de la mesa.

lunes, 29 de octubre de 2012

Con el tiempo aprendí a fijarme, no en lo que puedo ganar, por muy resplandeciente, fascinante, insuperable y increíble que sea. No, me fijo más en lo que estoy apostando, en lo que corro el riesgo de perder porque está en juego. Aprendí a fijarme en las pérdidas y no en los beneficios, pues arriesgando, puedes ganar el doble, o perder lo que tenías, pero si no te arriesgas a perder lo que tienes, solamente puedes ganar. Es cierto que quien no arriesga no gana. Pero una cosa es arriesgar lo insignificante y otra cosa es arriesgar lo valioso.

No hay comentarios:

Publicar un comentario