La vida son los miseros segundos que deciden la cara o cruz de la moneda que está de canto encima de la mesa.

miércoles, 17 de octubre de 2012

Un día más.

Ring(8)Ring(8). Suena el despertador, es hora de sentirse como un automático robot que se mueve por no llegar tarde al destino. Colacao bien fresco si tienes la garganta seca, o un café bien cargado si estás bien empanado, y si tienes tiempo tostada al canto. Ducha para despejarse, emperifollarse, vestirse y coger puerta, cerrando con llave para evitar los problemas. Tu destino yace en la paradas de dos calles más allá. El fresco arrecia, toca ocultarse y evadirse de la sociedad. Cascos a toda pastilla, capucha y la chapa por debajo de la camiseta. Mientras te vas a cercando a la parada, buscando el Bono de estudiante, para que la empresa se enriquezca a tu costa. siempre tienes esa puntualidad de coger el bus que te deja media hora antes, o el que te deja cinco minutos más tarde, así que toca perder el tiempo, o salir corriendo respectivamente.
Tres horas de apuntes, puag. Se dice pronto. Atiendes a regañadientes hasta que la frase del parguela de tu profesor despierta en ti un interés no relacionado con la asignatura, y toca evadirse un poco de la lección del día. Mientras echas de menos tus cascos, le das la vuelta a folio y empiezas a escribir unas rimillas fáciles en el momento, con grandes cuestiones entre lineas. Mientras en tu cabeza vienen muchos recuerdos y con ellos muchas preguntas.
Tras comerte un poquito la cabeza buscando alguna respuesta, y viendo que es caso imposible, vuelta al bus, a marearte más y más. Mientras ahora es la canción de los auriculares la que vuelve a sacar el tema a relucir. Pero esta vez en un ámbito más general, más de sociedad, más del mundo. Las cuestiones ahora son sobre la mierda que crece en este mundo capitalista de sociedad ''liberal'' que parece la unión entre sistema esclavista y el sistema estamental.
Llegas a casa, siesta, y apuntes a limpio. Entre tanto un par de entraditas en el blog, para cuestionarte aún más sobre este mundo y su cáncer incesante.
Y acabas la noche programando el despertador, y diciéndote a ti mismo:
Voy a cambiar, voy a ser diferente, voy a dejar huella. Aunque tenga que ir a contracorriente, me resbala lo que piensen. Voy a ser yo mismo, y no lo que la sociedad quiere que sea.

No hay comentarios:

Publicar un comentario