La vida son los miseros segundos que deciden la cara o cruz de la moneda que está de canto encima de la mesa.

jueves, 3 de enero de 2013

(8)(8)(8)

Una base débil, relajante, con un toque oriental, mientras los instrumentos de viento se acoplan al ritmo del piano de cola que entumece y descontrola los latidos. La voz acompaña esta lenta música que poco a poco se adueña de tus sentidos, y tu atención se centra en una letra protesta, inquieta y rugida. Los bombos se hacen escuchar mientras poco a poco los pistones de las cuerdas vocales se disparan al unisono. La guitarra se adueña de todo con un solo. Toda la orquesta se acopla poco a poco a una película muda pero más visual que las demás. En blanco y negro, o en color, no se termina de distinguir, y pasan imágenes, a veces como diapositivas, otras como película. Pero..
Es entonces cuando todo pega un cambio drástico. El compás desaparece, el pentagrama no tiene ninguna nota. Los instrumentos se han parado y el vocalista está a la espera impaciente pero confiado.
Tras haber repasado tu vida llegas hasta aquí. Estás en este presente, y has recordado todo lo que tu cabezita te deja recordar. Tus liadas, tus estupideces, tus piques y tus patinazos, todo a fin de cuentas. Pero aún así, sigues siendo el director del concierto, y batuta en mano vuelves a dirigir el ritmo.

Tras haber repasado todo, es hora del examen.
Te toca decidir cómo vas a actuar.
Y yo siempre decido actuar mejor de lo que actué.

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