Aunque las manos estén manchadas de sangre, no siempre hemos buscado un desenlace de dolor, incluso cuando intentamos evitarlo. Pero si ocurre, es más creíble la palabra de un cualquiera, que la del propio que ha vivido los acontecimientos. Y así eres señalado por todos, sin razón, y tú palabra sincera y verdad, no vale nada para librarte del peso que te imponen.
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