A veces nos disponemos a estrellarnos y no lo sabemos, ya sea casual o deliberadamente no hay nada que podamos hacer al respecto. Otras veces nos comemos el poste casi sin darnos cuenta, e incluso hasta que no vemos las consecuencias, es decir, el coscorrón, no somos consciente de lo que hemos hecho. Siendo la vida como es, una serie de vidas cruzadas e incidentes que escapan a nuestro control, las consecuencias de nuestros actos, sean buenos o malos, tienen repercusiones, tanto para nuestra vida, como para la de los demás, incluso de aquellos que no conocemos.
La vida es un río que fluye seguro y veloz en una sola dirección. Nuestras vidas, son afluentes que interfieren en otros, modificándolas de una forma u otra.
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