Da igual lo que la distancia haga, da igual cual sea la separación que provoque ni los conflictos a los que de lugar. El problema no se puede producir porque el problema jamás existirá ya que estábamos destinados a ser lo que somos, y estamos destinados a seguir siéndolo, no hay cambio. Y aunque así sea me da exactamente igual, me saltaré todas las reglas de futuristas, destinos y sinos, pues mi único destino eres tú, y ese es el único horizonte que quiero ver. Es el horizonte que se encuentra en todo mi camino, y eres el sol que lo ilumina sea de día o de noche, nublado e incluso lloviendo. Tú estás ahí, y no porque estés físicamente, si no porque te llevo siempre en mi corazón. Aunque eso de llevarte es retórico ya que mi corazón es tuyo y no hay otra forma de cambiar lo que ya es para toda la eternidad. Como tu pertenencia sobre él, y mi felicidad dependiente de la tuya.
La distancia es difusa. Pero lo que siempre ha estado, claro, despejado y soleado, seguirá estando.
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