La vida son los miseros segundos que deciden la cara o cruz de la moneda que está de canto encima de la mesa.

martes, 15 de enero de 2013

Hay que aprender a valorar lo que tenemos, sin tener que perderlo.

Es ley de vida que aquel que lo tiene todo, que sin pedirlo lo consigue, que nunca mostró interés por una meta y menos aún curiosidad y picardia por experimentar un nuevo horizonte, ya que siempre se lo pusieron delante, servido y sin necesidad de esfuerzo. Cuando lo tiene tan a menudo, todo sigue igual, sigue sin mostrar interés, sigue sin añorarlo, sin necesitarlo, sigue sin ser indispensable para uno. Cuando llega incluso a formar parte de su propia vida, pero no obstante la curiosidad, la picardia y la necesidad sigue sin aparecer, llegando a ser incluso hasta despreciable. Y es así hasta que no lo pierde, hasta que como todos, lo valora cuando ya no lo tiene delante, cuando parece no haber posibilidades de recuperar lo, es entonces cuando es necesario y vital.


Quien no sintió curiosidad y recibió. No tendrá ni interés ni necesidad.  

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