La vida son los miseros segundos que deciden la cara o cruz de la moneda que está de canto encima de la mesa.
martes, 8 de enero de 2013
Nunca cumplimos todo lo que siempre decimos.
Si todos recordáramos las palabras que hemos dicho a lo largo de nuestra vida, y el sentido que tenían de verdad, toda la existencia sería completamente distinta. Pues nosotros mismos somos los que hablamos, nadie nos está apuntando con una pistola, no obstante decimos, soltamos palabras a las que le damos un sentido duradero pese a que encontramos palabras como jamás, eternidad, siempre, nunca. Y quizás, por caprichos de la vida acabamos recordando esas palabras o viendo cómo las dijimos, e incluso como nos las dijeron, y ahora no son más que bolas de heno que vienen y van en el devenir del tiempo.
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