La vida son los miseros segundos que deciden la cara o cruz de la moneda que está de canto encima de la mesa.

sábado, 12 de enero de 2013

Tenemos que ayudarnos los unos a los otros, no deberíamos odiar ni despreciar a nadie. No deberíamos querer el sufrimiento de los demás y menos si es por nuestras propias manos. Pues la raza humana tiene en su propia esencia la definición misma de sociedad, humildad y convivencia. Y no se pueden unir las vidas si hay armas y balas de por medio, es así y siempre lo será. También es cierto, que la rabia es un sentimiento incontrolable, que cuando surge y brota en nosotros es como un arma de destrucción masiva que destruye los alrededores pero sobre todo destruye nuestro interior y a que atenta contra aquello que queremos perder pero también contra lo que queremos destruir. Nos posee y nos domina. Pese a que la rabia también es necesaria, y descargarla más aún, debemos controlarla. Pues nosotros somos los únicos responsables de nuestros actos.

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